BUNKER

En el mundo de los quesos, el Bunker destaca por su tamaño impresionante de 8 a 9 kg, algo poco común para esta categoría. Su nombre tan curioso proviene de las primeras elaboraciones, que se maduraban en un búnker de la llamada Línea P, en Huesca, en el carrascal de Villanúa, una ristra de fortificaciones erigidas por el franquismo, en la posguerra, para defenderse de un posible ataque desde el otro lado de la frontera.

Este queso ofrece una experiencia de sabor única, equilibrando lo intenso con lo suave. Con sus aromas lácticos, notas dulces de la leche de oveja, y la presencia distintiva de las cepas de moho Penicillium Roqueforti, su maduración más allá de los tres meses y medio revela un toque sutilmente picante.

Sumérgete en este quesazo como si te refugiaras en un búnker y acompáñalo con un Sauternes dulce, un Tokaji, frutas frescas y pan de centeno. O, si prefieres una experiencia audaz, ¿por qué no disfrutarlo con una cerveza artesanal robusta? Un deleite para los sentidos en cada bocado.