La corteza natural es entre amarilla y roja amarronada y graneada, lavada con vino blanco y hierbas. De textura firme y dura, la pasta es de color marfil a amarillo y tiene pocos ojos del tamaño de un guisante (3-6mm) repartidos uniformemente. Tiene un gusto fuerte, refinado y característico, con un sabor afrutado y ligeramente ahumado.